En The Prompt Academy estamos en plena campaña de difusión. Queremos que más gente se inscriba, obvio. Pero no queremos sonar como todos. ¿Y saben qué es lo primero que uno hace cuando quiere sonar distinto? Mandar un flier por WhatsApp.

Sí. Nosotros también caímos.

Diseñamos una imagen linda, un mensaje pulido, hasta le pusimos ese tono que intenta sonar “cercano pero profesional”. Lo mandamos. Lo miramos. Y algo no cuajaba. Entonces se nos ocurrió: ¿y si dejamos que una IA lo despedace?

El experimento

Le pedimos a GPT-4 que hiciera una crítica ácida, incisiva y despiadada del contenido gráfico. Nada de feedback suave y elogios sobremedidos. Queríamos que nos dijera la verdad que nadie se atreve a decirte en una reunión de equipo.

Prompt:

Actúa como un experto de marketing digital. Tu objetivo es criticar una imagen para ser enviada por WhatsApp publicitando el nuevo curso de The Prompt Academy.

Sé incisivo, ácido, y muy inteligente. Dime qué parece, qué sensaciones transmite (aunque no sea la intención), a quién parece estar dirigido (aunque no lo diga), y por qué no funcionaría.

Sé mordaz, pero con argumentos sólidos. No me des recomendaciones todavía. Solo quiero que lo critiques sin filtro.

Qué obtuvimos

Un análisis brillante de nuestra gráfica. Observamos una diferencia radical frente a la crítica por defecto del asistente. El feedback que nos dio, además de ser muy divertido, nos permitió mejorar nuestra gráfica y hacerla más clara y directa. Por ejemplo:

Sobredosis de ruido de fondo: El papel tapiz diagonal lleno de palabras es puro tinnitus visual. En una pantalla de 1080 píxeles se vuelve un confeti beige ilegible que compite con el contenido real. Deséchalo o desvanécelo hasta casi hacerlo desaparecer; ahora mismo es un vampiro de atención.

Nos comentó muchísimo sobre la falta de jerarquía. La comprensión visual de la gráfica nos dejó impresionados:

Esenciales diminutos y aplastados: Las fechas y el horario (la información que la gente necesita) están comprimidos en un delicado recuadro de dos columnas que, en WhatsApp, se reducirá a texto de hormiga. Mientras tanto, dedicas un bloque tamaño cartelera a “$600.000”, un martillazo que grita “caro” antes de que los prospectos siquiera procesen que existen becas.

Lo que aprendimos no fue solo a escribir mejor. Aprendimos a usar a la IA como espejo sin piedad. Como ese amigo brutalmente honesto que te dice que el corte de pelo no te queda bien, pero también te lleva a la peluquería correcta.

Este tipo de prompts pueden parecer excesivos, pero son lo que necesitas cuando estás demasiado cerca de tu propio contenido y ya no ves sus fallas.